Preguntar para liderar: El arte de jalar en lugar de empujar con preguntas poderosas

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Preguntar para liderar: El arte de jalar en lugar de empujar con preguntas poderosas

Vivimos en un mundo en constante evolución. Los viejos paradigmas ya no funcionan. Antes se esperaba que el líder tuviera todas las respuestas y hacer preguntas era visto como un signo de debilidad. Hoy, la realidad ha cambiado. El líder del presente no empuja; jala. No impone respuestas; abre espacio para nuevas perspectivas a través de preguntas inteligentes. No trabaja solo; construye con el talento que lo rodea.

Dejar de tener las respuestas y empezar a preguntar

Un dato fascinante es que los niños basan entre el 70% y 80% de su conversación en preguntas, pero al llegar a la adultez, este porcentaje se reduce, en el mejor de los casos a apenas al 15% o 20%. ¿Por qué? Porque vivimos en una sociedad que enseña que las personas inteligentes no necesitan preguntar. Y peor aún, que un buen jefe siempre debe saberlo todo. 

Esta forma de pensar es un obstáculo peligroso. Un líder eficaz entiende que las preguntas no son signo de ignorancia, sino herramientas para construir y revelar nuevas oportunidades. Porque preguntar no solo enriquece el entendimiento de la situación, sino que fortalece el compromiso de quienes participan en el proceso.

Introducir un tema a través de preguntas: Involucrar desde el principio

Un buen líder no comienza dando órdenes o instrucciones, sino introduciendo un tema con preguntas. ¿Por qué? Porque las preguntas ayudan a que los participantes comprendan mejor la naturaleza del problema y lo hagan suyo. A través del cuestionamiento, no solo se abre espacio para explorar ideas, sino que se guía al equipo hacia la causa raíz del problema.

Cuando las personas participan activamente en este proceso, sienten que la solución no es algo impuesto desde arriba, sino una construcción colectiva. Y cuando las soluciones emergen de manera colaborativa, todos se sienten dueños de la respuesta y la defienden como si fuera propia. Esto garantiza que no solo se implementará con entusiasmo, sino que se sostendrá en el tiempo.

El valor del silencio: Preguntar, escuchar y responder al final

Cuando, en una reunión, un participante presenta un problema, el impulso natural del líder podría ser ofrecer una solución inmediata. Sin embargo, un líder efectivo resiste la tentación de responder de inmediato y, en su lugar, conduce el análisis a través de preguntas. Esta práctica permite que el grupo explore más a fondo la situación, descubra la causa raíz y evalúe posibles opciones. El líder facilita la reflexión colectiva, guiando el proceso con cuestionamientos estratégicos, en lugar de imponer respuestas.

Lo que inicialmente parece una inversión mayor de tiempo en discusión se compensa con creces en la ejecución, ya que las soluciones emergen de manera más clara y consensuada, y el equipo se compromete con los resultados.

Ejemplos de preguntas poderosas para el liderazgo:

• ¿Cuál es el problema real que estamos tratando de resolver?
• ¿Qué implica esta decisión a corto y largo plazo?
• ¿Cómo podrían nuestros sesgos estar afectando nuestra evaluación?
• ¿Cómo recibiría un cliente esta solución?
• Si no tuviéramos límites de tiempo o recursos, ¿qué haríamos?

El gimnasio mental del líder

Practicar el arte de hacer preguntas es como someter la mente a un gimnasio. Fortalece nuestra capacidad de liderazgo auténtico al impulsar la reflexión constante y al motivar a los equipos a pensar por sí mismos. En lugar de dar respuestas rápidas, el verdadero líder aprende a formular preguntas que generan profundidad y claridad. Esta práctica cultiva equipos creativos, autónomos, innovadores y resilientes.

Empujar vs. jalar: El poder de las preguntas

La diferencia entre empujar y jalar define el núcleo del liderazgo efectivo. Empujar implica imponer decisiones y soluciones, esperando que los demás las sigan sin cuestionarlas. Jalar, en cambio, es motivar desde adentro, invitando a las personas a ser parte activa del proceso. Las preguntas jalan: despiertan la curiosidad, forman el pensamiento crítico y generan motivación intrínseca.

Un líder que hace preguntas inspira a la acción porque da a las personas el espacio para encontrar sus propias respuestas. Al sentirse parte de la solución, los equipos se comprometen genuinamente y trabajan con entusiasmo, como si la meta fuera personal. Preguntar no es solo una técnica de liderazgo, es un acto que motiva, forma e impulsa a las personas hacia un propósito común.

Adelante.

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Mac, visionario emprendedor y líder de opinión en cómo construir el futuro en el cual nos dará gusto vivir. Enseña a empresas, asociaciones y gobiernos a enfrentar mejor el futuro, asumir su grandeza, y hacer una diferencia en el mundo.

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