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El poder de la misión: el primer paso en el diseño de una estrategia inteligente
Continuemos con esa conversación de café que iniciamos hace unas semanas para trazar juntos el camino que lleve a tu organización al siguiente nivel. Al diseñar la estrategia de tu empresa, surge una pregunta clave: ¿Has definido con claridad tu misión? En Latinoamérica, muchas organizaciones carecen de una misión sólida que sirva como pilar para el desarrollo de sus estrategias.
Este vacío afecta directamente su capacidad para ejecutar planes estratégicos efectivos. Según la teoría del Círculo Dorado (Golden Circle Theory, en inglés) de Simon Sinek, definir el “por qué” es el primer paso para diseñar una estrategia inteligente y exitosa. Sin embargo, en nuestra región, la mayoría de las empresas se enfocan en el “qué” y el “cómo”, dejando de lado lo más importante: la misión.
En su teoría del Círculo Dorado, Simon Sinek explica que las empresas exitosas no comienzan describiendo lo que hacen ni cómo lo hacen, sino por qué lo hacen. Este “por qué” representa la razón fundamental de su existencia y debe ser el núcleo de su estrategia. El “cómo” y el “qué” solo pueden construirse de manera coherente cuando se ha definido este propósito esencial.
El error que cometen muchas empresas es no alinear su misión con sus acciones y decisiones. Sin un propósito claro, los planes estratégicos carecen de dirección y se convierten en listas de tareas desconectadas entre sí. De acuerdo con estudios de McKinsey, menos del 40% de las empresas en América Latina cuentan con una misión bien definida, lo que impacta negativamente en su capacidad de crecimiento sostenido. Una misión clara y poderosa no solo inspira a la organización, sino que guía cada acción dentro de un marco estratégico coherente.
La falta de una misión clara es una de las razones principales por las que muchas empresas no alcanzan su máximo potencial. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), más del 50% de las PYMEs mexicanas no sobreviven más allá de cinco años. Una de las principales causas es la falta de un plan estratégico con un propósito bien definido, lo que deja a las empresas vulnerables ante los cambios del mercado.
El problema radica en que muchos fundadores y directores generales enfocan su energía en el corto plazo, resolviendo problemas inmediatos, pero sin un cimiento sólido que oriente sus decisiones a largo plazo. Este enfoque genera estrategias que, aunque funcionales en lo operativo, carecen de alma y propósito, lo que a la larga reduce su impacto y sostenibilidad.
¿Cómo construir una misión que guíe tu estrategia inteligente?
Para evitar que tu empresa caiga en esta trampa, es crucial que inicies el proceso estratégico desde el núcleo: la misión. El primer paso para diseñar una estrategia inteligente es asegurarte de que tu misión esté alineada con el propósito esencial de la organización. A continuación, algunos pasos clave para construir una misión poderosa que sustente tu estrategia:
Define tu “por qué”: pregúntate, ¿por qué existe tu empresa más allá de generar ingresos? ¿Qué impacto positivo buscas crear en tus clientes, tu industria o la sociedad? La misión debe trascender lo meramente comercial.
Haz que la misión sea compartida: involucra a tus colaboradores clave en el proceso de definición de la misión. Si tu equipo no siente que la misión los representa, será difícil implementarla de manera efectiva.
Alinea la misión con la estrategia: cada decisión estratégica debe estar en función de la misión. Antes de lanzar una nueva línea de productos o entrar en nuevos mercados, pregúntate si estos pasos contribuyen a cumplir tu propósito.
Comunica y vive la misión: una vez definida, la misión debe permear cada aspecto de la empresa. Desde los mensajes de marketing hasta la cultura interna, todo debe alinearse con ese propósito central.
En un mundo empresarial tan volátil como el actual, una misión clara es el activo más valioso para una empresa. Un entorno cambiante requiere empresas que tengan la flexibilidad de adaptarse sin perder su esencia, y es aquí donde una misión bien definida se convierte en una brújula. En lugar de tomar decisiones impulsivas en respuesta a cada crisis o cambio del mercado, una empresa con una misión clara puede evaluar cualquier situación con base en su propósito y responder de manera estratégica.
Como mencioné en mi artículo anterior, la clave para enfrentar la incertidumbre no es solo tener un plan estratégico, sino contar con un norte que oriente todas las decisiones. Las empresas que cuentan con una misión sólida son más resilientes, pues saben por qué hacen lo que hacen, incluso cuando las circunstancias externas cambian.
Los beneficios de contar con una misión bien definida son tangibles. Según un estudio de la Harvard Business Review, las empresas con una misión clara y alineada a su estrategia tienen un 30% más de probabilidades de experimentar un crecimiento sostenido y rentable a largo plazo. Además, aquellas organizaciones que logran conectar su misión con su operación diaria mejoran significativamente su capacidad de ejecución, lo que incrementa sus márgenes operativos.
Un plan estratégico que no esté fundamentado en una misión carece de dirección. Los líderes que no logran definir ese propósito corren el riesgo de llevar a sus empresas por caminos que, aunque atractivos en el corto plazo, no los acercan a sus objetivos a largo plazo. En cambio, aquellos que definen su misión desde el inicio son capaces de alinear a todo su equipo hacia un fin común, logrando así una ejecución más coherente y efectiva.
Si estás al frente de una empresa, este es el momento de repensar tu misión y su relación con la estrategia. El entorno competitivo actual exige más que nunca que las organizaciones cuenten con una misión que guíe sus acciones y decisiones. Para 2025, aquellas empresas que hayan definido claramente su misión no solo sobrevivirán, sino que prosperarán, ya que tendrán una base sólida para navegar las complejidades del mercado.
El diseño de una estrategia inteligente debe comenzar con la definición de una misión sólida. Sin este cimiento, cualquier plan que construyas estará condenado a ser débil y a desmoronarse ante los desafíos del entorno. Ahora es el momento de repensar tu “por qué” y asegurarte de que toda tu estrategia esté alineada con ese propósito.
Al final del día, la diferencia entre una empresa que simplemente sobrevive y una que prospera radica en su capacidad para definir y vivir su misión. El futuro de tu negocio depende de que des este primer paso esencial.
(*) El autor es estratega, mentor, conferencista, articulista y socio director de Estrategias Inteligentes de Desarrollo. Síguelo en LinkedIn. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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Ricardo Escorihuela
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